sábado, 25 de abril de 2015

Reflexión interna

Hoy he ido con la familia a Vic a dar una vuelta por el mercado. Como el día acompañaba, nos hemos quedado a comer allí, en un local chiquitito con una cocina muy rica. 
Hemos salido satisfechos pero tristes a la vez. La mujer que nos ha atendido nos ha dado un gran consejo, de los de toda la toda la vida: disfruta el momento, vívelo; nunca sabes lo que puede pasar; disfruta de los momentos con los tuyos y dale importancia a lo que verdaderamente la tiene. 
Con lágrimas en los ojos nos ha dicho que hace dos meses murió su marido de un cáncer fulminante y en cuestión de tres meses ha cambiado su vida de forma radical. 
Tan solo hemos podido darle palabras de apoyo y un pequeño apretón en el brazo, pero me he quedado con un sabor agridulce y unas ganas terribles de abrazarla. 
La vida a veces te juega malas pasadas cuando menos te lo esperas.

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